martes, 25 de febrero de 2014

Valiente Irene, 06/01/2014 dedicado


La valiente Irene de bien pequeña se tuvo que separar de sus padres para irse a trabajar, ahora de mayor sigue siendo infatigable y tiene a todos sus hijos y nietos muy cerca.
De su cuerpecito nacieron ocho hijos, la mayor hace años, vive vecina en el cielo.
Pasó del hambre de la postguerra a cocinar las más exquisitas comidas. De caminar de niña, del Berro a Alhama a sacarse el carnet de conducir. Pasó del luto al pantalón vaquero. Clásica y moderna a la vez.
Su templo es la iglesia y su alegría sus doce nietos. Sus plantas y los perros la necesitan.
En sus manos se cuenta cada puntada y puntos de molde, cada racimo de uva…En las grietas de sus palmas, cada bayeta y fregona y entre sus dedos las masas de bizcochos y arroces…
En sus sueños se enumeran las entradas de cine vendidas y sus cortos y reparadores viajes.
En su nostalgia recuerda cada biberón y pañal cambiado, cada caricia y cada despedida…
En su cara cuántas sonrisas y cuántas lágrimas…
En su corazón están infinitas personas a las que quiere y la quieren pero un sólo hombre en su vida, Gregorio.
Sin haber ido a la escuela hoy es maestra, de una mano va de Jesús y de la otra mano de Buda, por su humildad, generosidad y compasión.
Saca sobresaliente en ayudar a los demás y compartir. Y tiene un  master de enfermería. Muchas gracias mamá y abuela…
Ojalá hubiese más personas como tú en el mundo…un sabio modelo a seguir.