En alguna exquisita corte china una crisálida cayó en la taza de té de una princesa, transformándose por el calor en un hilo de seda, tejido de reyes y nobles, de novelas y emocionantes retratos.
Los lienzos se han cambiado por sedas tratadas sin cuadraturas ni límites para recrear los universos del agua. Su personal camino de la seda rinde homenaje al agua, elemento escurridizo, delicado y perfecto para atrapar cualquier sueño.
Una amplia gama de azules y verdes fluidos, como las ondas que forma el viento en lagos y ríos. Toda la pasión y el romanticismo.
Arte para llevar y acariciar.
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