Puede ser que un sabio amante de la
naturaleza, se encontrara en su caminar de mediados de los años 80, una rosa
con aroma muy fragante. Sierra arriba, sierra abajo en su mítica Vespa azul,
que ya quisiera Brad Pitt parecerle.
Siendo una flor tan popular fue
seducido por su olor cálido de rosa melosa, su color blanco y lo más curioso, no
tenía espinas… sin ninguna pincha que te pudiera dañar. Observó que sus pétalos
no se guardaban en un libro cerrado, sino abierto, pues se reciclaban y se
reinventaban gracias a excelentes jardineros yoguis y psicólogos.
Pueden ser alegóricamente Andrés y
Rosa, en una época lírica donde sonaban canciones para una sociedad mejor. La
grave voz de Leonard Cohen, la armónica de Bob Dylan, las letras de Sabina, el romanticismo
de Aute al alba y “Ma liberté” de Moustaki…
Acordes en su rodar con la Vespa por
la vida , acordes que ella se dedicara a ayudar a las personas “ciegas” a ver
su luz propia y él a hospedar a viajeros, agradando y agrandando sus estancias.
Hoy ya llevan más de 25 años juntos, lo
mejor del amor cuando no termina…
Las sábanas perfumadas, las
habitaciones ventiladas, la adrenalina en camas bien juntas.
Las canciones de amor que quisisteis,
la baraja que no rompisteis, los brazos que no se soltaron detrás de la Vespa. Donde
se aprende que no se pasa frío respetándose y la tristeza es algo que se
respira.
Lo mejor del amor cuando no se
termina…es sincero, sin oscuridad, restando pesadillas y duermevelas…
Sumando a sus vidas, nuevos jóvenes,
sus retoños, Andrés e Irene.
Con Rosa y Andrés todos bailando en
Bajo el Cejo, 15/03/2014.
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