
París tiene que ser necesariamente chic (si no ya no sería París), Londres debe honrar su memoria iconoclasta, Nueva York ha de mantenerse glamurosa y excéntrica y Tokio futurista e incomprensible. Pero Berlín no está obligada a ser nada...así que puede ser lo que quiera. Y este ave fénix que varias veces ha resurgido (literalmente) de sus cenizas, sabe bien cómo reinventarse aprovechando cada ocasión que la historia le brinda.
Preciso texto!!
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