Un pedacito de bramante, no, algo más imperceptible, casi invisible, el final de un hilo, el hilo de un hada del que penden todos sus secretos. Sujétalo, no lo sueltes. Anda por aquí en algún lado. Ahí, junto a ti, no lo sueltes, engánchate a él. El Hada.
lunes, 28 de diciembre de 2009
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